Desde la antigüedad, las personas necesitaban informar a
otras sobre algunos aspectos de la caza, la recolección, el tiempo que se
necesitaba para hacer algo, la distancia que había de un lugar a otro, … Esas
cosas tan simples que ahora damos por hecho, han tenido una gran evolución
hasta nuestros días. En un principio algunas de estas cosas se medían a través
de las dimensiones del cuerpo humano, ya sea un codo, un pie, una mano, etc.
En cambio, el tiempo se medía a través de fenómenos
naturales y cíclicos como pueden ser el ciclo lunar o el ciclo solar.
Pronto se dieron cuenta de que esto no podían seguir haciéndolo
debido a la imprecisión de este método, pues cada persona tenía una medida de pie,
de mano, de pulgar, etc. Para esto se empezaron a usar diferentes instrumentos.
Para medir la longitud se usaban varas, algunas
herramientas de dibujo en la escuela como escuadras y cartabones, cadenas que
eran utilizadas por campesinos, metros plegables (útiles para artesanos y
carpinteros), calibre o pie de rey. Para medir objetos redondos, había menos recursos
ya que eran unidades de medida bastante escuetas y estrictas como puede ser la
medida de un vaso (en algunas tiendas para medir producto), raseros, costales
para medir el cereal, etc.
Para pesar los objetos se usaban romanas, balanzas, pesas comerciales, básculas,
pesacartas y pesos de bolsillos entre otros. Las balanzas son la herramienta de
medida más antigua y aunque fuese un instrumento bastante sencillo, han ido sufriendo
una gran evolución y había de diferentes formas; balanza de cruz, de platillo,
de farmacia, etc. La báscula era mayormente utilizada para pesar grandes
cantidades.
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